lunes, 14 de diciembre de 2015

Lolei. Memorias de lo inconfesable (18)


CAPITULO
18

Ese año, el 58, la cosa fue cambiando para Lolei, para su familia, para el país. Ya desde temprano los estudios fueron cediendo lugar a otras actividades que no estaban en los planes. Si bien es cierto que progresó en el inglés, no logró enlazar el mismo interés en la facultad. Sí a través de la universidad ensayó un tibio acercamiento a la militancia política, a través de la Unión Universitaria, que hizo su estreno ese año ganando las elecciones del centro de estudiantes de la facultad de Derecho.
La agrupación, liderada por Sergio Karakachoff, reunía militantes de varias facciones y apoyaba al candidato de la UCR del Pueblo, Ricardo Balbín, que había perdido en febrero las elecciones presidenciales con Arturo Frondizi, de la UCR Intransigente. En ese espacio militaba el nieto de Balbín, Enrique, gran amigo de Karakachoff.
Lolei contó que llegó a tener una estrecha relación con ambos, pero el vínculo no traspasó los términos políticos.
No llegó a ser como su padre, un ferviente representante de la UCR del Pueblo y apasionado defensor de una política que buscaba desperonizar el país con métodos represivos. Tampoco defendió a viva voz la actuación del gobierno militar de la Revolución Libertadora.
En la Unión Universitaria, de tendencia antiperonista, había socialistas, anarquistas e independientes, aunque la mayoría eran radical y fuertemente opositora también al gobierno de Frondizi.
A fines de 56, Frondizi, presidente del Comité Nacional de la UCR, había propuesto declarar un candidato a presidente de la Nación que pusiera presión al gobierno militar para convocar a elecciones. La moción fue apoyada por la mayoría del Movimiento de Intransigencia y Renovación (MIR) y aprobada por la Convención Nacional reunida en Tucumán, que nominó a Arturo Frondizi como candidato de la UCR a presidente de la Nación, acompañado por Alejandro Gómez.
Frente a esa decisión, los sectores balbinistas del MIR, que se habían opuesto a nominar un candidato sin recurrir al voto directo de los afiliados, se separaron del Comité Nacional y constituyeron otro Comité Nacional presidido por Crisólogo Larralde, con el nombre de Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP).
Por su parte el sector frondizista, que contaba con importante presencia juvenil, tomó el nombre de Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI).
La UCRI definió un programa inspirado en la Declaración de Avellaneda, con nuevos componentes industrialistas que irían dando forma a su adhesión al desarrollismo.
La UCRP se identificó más claramente con la Revolución Libertadora, y convocó a elecciones internas para definir los candidatos por el voto directo, en las que se impuso Ricardo Balbín, acompañado de Santiago H. del Castillo y venciendo al unionismo tradicional que impulsó la fórmula Zavala Ortiz-Sanmartino.
En 1957, el gobierno convocó a una convención constituyente, como paso previo a las elecciones nacionales para elegir nuevo Presidente y el resultado más significativo fue la eliminación de la Constitución de 1949 en virtud de una Proclama del 27 de abril de 1956, que estableció la vigencia de la Constitución de 1853, ratificada por la Convención Constituyente de 1957.
Con el peronismo proscripto, el triunfo fue para la Unión Cívica Radical del Pueblo, que obtuvo 2.117.160 votos contra la Unión Cívica Radical Intransigente, que obtuvo 1.821.459. Pero debido a que los votos en blanco no se computaron, pocos repararon en las consecuencias políticas del hecho de que las personas que votaron en blanco (2.119.147) superaron al partido más votado, la UCRP. La mayor parte de esos votos en blanco provenían de peronistas, cuyo partido había sido ilegalizado.
El 23 de febrero de 1958 se realizó la elección para presidente. Los dos principales candidatos eran radicales: Arturo Frondizi (UCRI) y Ricardo Balbín (UCRP). Los votos de la población que adhería al peronismo se volcó francamente en favor de Frondizi –tras un pacto hecho con el exiliado ex presidente Perón, pacto que Frondizi terminaría “traicionando”-, quien triunfó con 4.049.230 votos, y en todas las provincias, contra 2.416.408 votos que obtuvo Balbín. En la provincia de Buenos Aires la gobernación quedó para Oscar Alende, de la UCRI, y la intendencia de Mar del Plata fue una vez más para el socialista Teodoro Bronzini, que se mantendría en el cargo hasta 1963.
Fue un duro revés del radicalismo marplatense –teniendo en cuenta que el Partido Socialista logró la intendencia y la mayoría de las bancas en el concejo- que profundizó la división en los varios bandos del partido.
El 1 de marzo de ese año Domingo Cavalcanti presentó su renuncia como miembro de la Unión Cívica Radical del Pueblo del partido de General Pueyrredón, pero la dimisión fue rechazada por una Comisión Especial de 15 miembros, conformada especialmente para tratar el asunto.
En mayo de ese año, el ex concejal fue agasajado por un grupo de correligionarios por su destacada labor en el partido. El homenaje consistió en una cena realizada en el restaurante ‘La Revoltosa’ y en su transcurso le fue entregado un pergamino recordatorio firmado por todos los presentes. José Ravanelli, en representación de los asistentes, trazó a grandes rasgos la personalidad política del agasajado, destacando su permanente lucha al servicio de la libertad y la democracia.
Vivamente emocionado, Cavalcanti agradeció con oportunos conceptos el testimonio de afecto ofrecido por sus amigos y correligionarios, señalando su disposición futura al servicio de los ideales de toda su vida.
El decidido retorno al terreno político del veterano dirigente cobraba un nuevo impulso y sus apariciones públicas eran subrayadas con cálidas muestras de aprobación. En un acto de reafirmación y desagravio al general San Martín, organizado por el Movimiento Cívico Revolucionario y la Junta de Acción Civil, don Domingo puso nuevamente en relieve, en vivo discurso, la destacada actuación de la Revolución Libertadora en pos de la recuperación de la libertad del pueblo. Los nombres de Aramburu y Rojas fueron aplaudidos y vivados en cada mención. Hizo alusiones a la actuación de la prensa, que le valieron una encendida respuesta del periodista del diario capitalino La Nación, Roberto Barili.
Las disidencias domésticas en el radicalismo tenían su correlato en la moderada participación que Lolei había iniciado como seguidor de la Unión Universitaria en la facultad de Derecho de La Plata. Su oposición al modelo frondizista los llevó a sostener una estrategia, que era impulsar en cada facultad una alternativa de grupos de izquierda, con diferentes nombres. ADER en Medicina o Impulso en Humanidades, por ejemplo, contribuyeron a la Unión a ganar varias elecciones estudiantiles y, un par de años más tarde, posibilitarle la llegada a la presidencia de la Federación Platense de Estudiantes.
Invitado por las huestes de Karakachoff, Lolei también se acercó al comité de los radicales del pueblo platenses, bastión de Balbín en la ciudad. Pero la proximidad fue efímera. A su flojo desempeño como estudiante, se añadió el ingreso al ministerio de Hacienda y Economía y Previsión de la Provincia, con el cargo de Inspector. Sería su primer trabajo formal de los varios que tuvo en dependencias oficiales.
Ese año en la facultad rindió sólo una materia, Derecho Procesal, y fue aplazado. Se imponía un impasse que lo haría dilatar el curso de su carrera por varios años.
-Cuando entré en el ministerio me aboqué de lleno al trabajo. No era una tarea agradable-, recordaba mientras compartíamos un vino en una fría noche de agosto-. Ser inspector te obligaba a realizar controles en los comercios, en oficinas, en negocios de muchos barrios. Y no siempre se recibía un buen trato de parte de la gente. Pero ganaba un sueldo modesto que me alcanzaba para mis gastos, sumados a lo que recibía de mi familia. Ya había empezado a dejar de lado la carrera, en parte porque estaba distraído con otras cuestiones y no tenía ánimo para estudiar. Aunque me gustaba ir a la facultad, donde se vivía una ferviente agitación política. Sumarme a la Unión, de la mano del Ruso Karakachoff, me permitió conocer a mucha gente valiosa y resuelta, con fuertes convicciones. Pero también con grandes diferencias, porque había anarquistas, socialistas, y hasta algunos peronistas. Se debatía por un proyecto de unificación que hiciera frente a la postura oficial. Lo mismo pasaba en el partido radical, donde participé de algunas reuniones. Mi papá veía con buenos ojos mi acercamiento al partido del cual él era firme militante. Se emocionó mucho cuando le conté que había estado reunido con el Chino Balbín, e incluso me pidió que le enviara sus saludos y sus respetos. Pero después no lo vi más, porque me alejé del ambiente y también de la universidad. Tuve una fuerte discusión con un compañero y casi terminamos a las trompadas. Si bien todos actuábamos como antiperonistas, tanto odio incontrolado y exacerbado hacia el peronismo me estaba despertando dudas. No lograba entender que para combatir una tiranía, los sectores que defendían a ultranza la libertad y la democracia también defendieran a un gobierno que perseguía, detenía y fusilaba opositores. Y hasta tenía la insolencia de secuestrar un cadáver para deshonrar al enemigo. Reconozco que yo no era brillante a la hora de entender muchas cuestiones políticas y que mis mayores influencias nacieron desde mi familia y mi entorno de amistades, pero íntimamente empezaba a sentir un halo de injusticia y fanatismo sectario que excedía a cualquier bandería. Ahora distingo que no me daba cuenta cabalmente qué era todo lo que estaba pasando y, sobre todo, lo que se venía. La cuestión también me afectaba personalmente. Papá, incluso, que había decidido alejarse y luego daba marcha atrás, ya por entonces se perfilaba como candidato a ocupar cargos superiores a los que había accedido. Entonces continuaba adelante con su lucha y su carrera, dejando en segundo plano, como siempre lo había hecho, a toda la familia y hasta las cuestiones laborales en la inmobiliaria. Su dedicación plena hacia a la política lo llevó a posponer obligaciones hogareñas. Y si bien su carrera me hacía sentir orgulloso porque me resultaba provechosa en varios aspectos, con el tiempo esa perseverancia se fue transformando en antipatía y resentimiento hacia él, hacia el partido radical, hacia la política. Hasta que llegó el momento en que empezó a chuparme un huevo cualquier tema relacionado con la política. Durante un buen tiempo lo sentí de esa manera. Fue por aquella época en que me dediqué firmemente al trabajo, a seguir estudiando inglés, a leer mucha literatura y a retomar mis inquietudes como escritor, que venía ensayando relajadamente desde mi llegada a La Plata. La frutilla del postre fue Lola, a quien conocí por aquellos días, y con quien terminaría casándome unos años más tarde.



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(XVIII)
Para: Hugo Cavalcanti Palacios
Academia de Idiomas Gref
Calle Santa Engracia 62 4°
Madrid – España

De: Alan Rogerson
I Bradgate Street
Ashton –II-Lyne
Tameside - Manchester


1st December 1983
Hola amigo:
Gracias por tu carta, la recibí hace dos días. Tardo dos días en escribirte porque acabo de encontrar la letra de la canción “Maybe it’s because I’m a londoner”. Todavía no he encontrado la de la canción Roll out the barrel.
Al recibir tu carta fui a la biblioteca y la encontré. El bibliotecario me dijo que alguien se había llevado el libro que contenía la letra de la otra canción, así que en cuanto devuelvan el libro te la mandaré.
En cuanto a la cinta que me pediste, la buscaré este fin de semana, cuando tenga más tiempo. No creo que la tengan en Ashton, por lo que iré al centro Downtown.
Por las cartas que he recibido, te noto triste y melancólico. ¿Qué pasa? Estoy seguro que los problemas en tu tierra se resolverán y un día podrás volver, marcharte de España sin problemas financieros.
No estoy al tanto de la política de tu país, pero me parece que si ha ganado el partido de tu padre, ha perdido el partido de la clase obrera, dado que en realidad no hay partidos de izquierdas allá, y la izquierda y su liderazgo, efectivamente, fue aplastado durante la “guerra sucia”. Me compensa que ese resultado te vaya a facilitar la cosa y te lo digo con total sinceridad. Alégrate, amigo; me entristece que estés pensando en volver. Ya sé que debes pensar en el futuro y en lo que quieres obtener en esta vida, pero desde un punto de vista egoísta no quiero que vuelvas. Pues si te regresas, no nos volveremos a ver más. Y yo te quiero ver porque eres uno de los mejores amigos que he tenido. Sé que he sido muy afortunado, porque amigos como tú ‘don’t grown on trees’, como decimos aquí.
Aquí, sin novedades. Sigo buscando trabajo, sigo cobrando el subsidio de paro. No pagan demasiado, una mierda me dan, pero estoy contento de estar con mi familia. ¡No confundas! No estoy contento de estar en Inglaterra, ¡qué va!, me quiero marchar de aquí. Es la hostia…

La semana pasada mi hermana Lynda y yo fuimos al pub, nos cogimos una tajada y acabamos por discutir. La cosa no ha cambiado tanto. Mi hermana está interesada por la Segunda Guerra Mundial y compró un video llamado “Tren especial para Hitler”. Pensamos que era una película sobre guerra, pero ¡qué sorpresa!, era una película pornográfica… Una pandilla de chicas follando, chupando pollas, lamiendo coños, etc, etc. Yo estaba sentado, en silencio, con la polla tiesa, riéndome. A mi hermana no le gustó nada. Fingí no haberme interesado por la peli. De hecho, le dije a mi madre ‘fue la peor película que he visto en mi vida’. Cuando las dos se acostaron volví a mirarla. En total la he visto unas cuatro veces. Mi madre se lo contó a mi cuñado. Él se la llevó y también la vio… Antes yo estaba en contra de la guerra, ahora me digo que no es mala cosa. He escrito al primer ministro alemán, ofreciéndome como militar…
Sigo aprendiendo portugués y pienso que me defiendo bastante. El problema es que ya no estudio castellano y me parece que se nota mucho. Saqué de la biblioteca el libro “La noche en que mataron a Sánchez Sotelo”; trata de acontecimientos de la guerra civil. Es muy interesante y aunque hay palabras que no conozco, el libro no me hace tanto lío.
No escribo a Pepé desde hace bastante tiempo. Dile que sigo pensando en él. Dale mis recuerdos. Intentaré mandarle algún dinero cuando pueda, se ha portado muy bien conmigo.
¿Quién es ese tío Sardy? ¿Es un buen chaval o un cabrón? ¿Se cree repipi? ¿Habla bien el inglés? ¿Habla el inglés de un libro o el de la BBC? Como alguna vez te dije, poca gente habla así, y si hablara conmigo o con gente de la región, sabría muy de prisa que este inglés que tantos admiran e intentan imitar no le serviría para nada. Fíjate, a Danny le costó trabajo entender a mi madre, y a mi madre le costó entender a Danny, así que ya ves: lo que se aprende en la escuela y lo que se habla en la calle son dos cosas muy distintas. El mismo rollo debe ser en España, en Francia, en Alemania, dondequiera que sea.
Pobre Vinicio, lo siento por él, no es mala persona pero sí es un plomo. A mí a veces me caía bien. Cuéntame sobre la celebración que vais a tener en casa de Mme. Chardy y si sacan fotos, enviáme alguna. Di a Josefina que le escribiré esta semana. Manda recuerdos a todos.
Te iba a mandar esta carta el viernes pero el sábado, como lo prometí, fui a comprar la cinta. No la tenían, me aconsejaron ir al centro. Allí ni la conocían y además sin el nombre del cantante es mil veces más difícil localizarla. Luego intentaré otra vez. Si conoces la cinta dame más información para poder encontrarla.
Este fin de semana salí y ¡joder, me cogí tres pedos gordos! Ayer tenía una resaca que ni veas, tío. Esta tarde (martes) iremos a cenar con toda la familia a casa de mi cuñado. Yo no quería ir, prefiero quedarme en casa. Mi madre se empeñó en que yo fuera porque dice que a lo mejor el año que viene no estaré… Lleva razón.
Mi amigo Gary me dejó una película súper pornográfica. Era fenomenal. Entradas por la boca, por la puerta de atrás, mamadas, pajas, todo tipo de pornografía. Me gustó mucho.
Anoche vi un programa sobre la guerra de Malvinas, desde el punto de vista argentino. La película fue realizada por argentinos y relata los hechos como se dieron, no como los interpretó el puto gobierno británico. Además, fue realizada por gente trabajadora y no por el gobierno, así que lo que vimos fue una interpretación libre de maquinaciones gubernamentales. Me gustó mucho.
Mañana por la tarde voy al partido de fútbol Manchester United – Oxford. Es la revancha del partido de copa. En el primero, jugado en Oxford, empatamos.
Tal vez vea a Rob y Jan en Navidad. Se casan pronto. Si sacamos fotos te enviaré alguna.
Escríbeme pronto y te doy un abrazo muy fuerte, mi mejor amigo. Una cosa más: ALEGRATE, ¿vale? 
Muchos cariños

Alan

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